El lobo cuida al rebaño II

(Fuente: Diario Perfil - Santiago Urbiztondo)Esta decisión constituye un hecho lamentable e inédito, incomprensible por parte de un gobierno cuyo horizonte sea lograr un desarrollo eficiente de cualquier mercado para así favorecer las mejores opciones al alcance de los ciudadanos.Primero, la sanción aplicada resulta de una falencia formal (nada hubiera ocurrido si Fibertel se hubiese mantenido como una empresa y no una marca controlada por Cablevisión), por lo cual la sanción es claramente desproporcionada. Segundo, es insólita tomando en cuenta que la política de defensa de la competencia está normalmente orientada a aumentar –y no a reducir– el número de participantes que efectivamente compiten (y/o a fortalecer el grado de competencia entre ellos): aún si la gravedad de la falta de Cablevisión llevara a una penalidad igual al valor de la empresa, la solución no hubiera sido cerrar Fibertel y obligar a sus clientes a migrar hacia terceros proveedores, que por algún motivo no habían sido elegidos antes por estos usuarios. En definitiva, constituye un despropósito producto de una interpretación antojadiza de la legislación vigente, sólo comprensible en el contexto de la fuerte disputa del Gobierno con el Grupo Clarín, pero en este caso, sin reparar en absoluto en el daño provocado a la gente. A la larga, se lleve a cabo finalmente o no esta dudosa medida, todos (clientes o no de Fibertel) perdemos. Sólo sus competidores podrían esbozar una sonrisa (si se creen exentos de sufrir por decisiones similares en el futuro).