(Fuente: ClarÃn.com) Nuestra vida está cada dÃa más relacionada con los dispositivos electrónicos y las redes sociales, y de acuerdo a las estimaciones, ese vÃnculo parece no tener vuelta atrás. En 2015, serán 15 mil millones los dispositivos (entre computadoras, teléfonos celulares, tabletas y electrodomésticos) que estarán conectados a la web. Y esa obsesión por estar todo el tiempo online se puede volver una trampa. En algunos casos, los especialistas ya empiezan a hablar de una nueva enfermedad de estos tiempos y por eso surgen los cultores de la “dieta digital” una receta para lograr desintoxicarse de la tecnologÃa. Chequear minuto a minuto los correos electrónicos, ver nuestro perfil en las redes sociales o si tenemos respuestas en Twitter puede transformarse en algo incontrolable. Según el Interactive Advertising Bureau de Argentina (IAB), entidad que agrupa a las principales empresas de Internet y de publicidad interactiva, los argentinos pasamos 27,4 horas mensuales conectados a Internet. El promedio de uso de Internet en nuestro paÃs supera en 4 horas el promedio mundial (23,1) y es el más alto de la región, por sobre las 25,4 horas que pasan los brasileros y las 25,1 horas mensuales de los mexicanos. El 30% del tiempo se consume en las redes sociales, mientras que un 18% corresponde a la mensajerÃa instantánea y un 7% para chequear el correo electrónico. En Argentina hay además 13 millones de usuarios en Facebook y los twitteros crecen a ritmo intenso, ya por encima de los 600 mil. El libro “Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?”, de Nicholas Carr, intenta dar una respuesta cientÃfica al cambio de nuestras conductas. “Nuestro cerebro, como demuestran las evidencias cientÃficas e históricas, –explica–cambia en respuesta a nuestras experiencias, y la tecnologÃa que usamos para encontrar, almacenar y compartir información puede, literalmente, alterar nuestros procesos neuronales. Además, cada tecnologÃa de la información conlleva una ética intelectual. Asà como el libro impreso servÃa para centrar nuestra atención, fomentando el pensamiento profundo y creativo, Internet fomenta el picoteo rápido y distraÃdo de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes. Su ética es una ética industrial, de la velocidad y la eficiencia”.
El “de-teching”
Palabra de origen anglosajón, pero sobre un todo un hÃbrido surgido como tantos otros de las redes sociales, el concepto de-teching no tiene vocación fundamentalista ni pretende demonizar a Internet, sino todo lo contrario: proponen desconectarse de los dispositivos tecnológicos para retornar tiempo después, pero haciendo un uso más racional de los elementos. Es, además, una tendencia que comienza a verse reflejada en la aparición de hoteles a los que no se permite entrar con gadgets digitales.
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