(Fuente: diario El Día) Desde marzo, en el Laboratorio de Servicios a la Industria y el Sistema Científico perteneciente a la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires, que funciona en el campus científico de Camino Centenario y 505 de La Plata, separan las pilas, las tratan y recuperan sus partes. De la chatarra se extrae el hierro y luego, el zinc y el manganeso, hasta dejarlos aptos para distintas aplicaciones. “Es curioso lo que pasa, hay gente que tira a la calle una caja de pizza, papeles o una botella de plástico, pero de las pilas no se desprenden con la misma facilidad; en cuanto se enteran de que en algún lugar las reciben, pueden llevar hasta varios kilos que tenían acopiados en su casa”, cuenta Horacio Thomas, doctor en Química y junto a la doctora Lorena Falco, uno de los mentores del proyecto. La idea se gestó en el 2005 y a partir de eso se diseñó una planta piloto en la que se podían procesar 5 kilos de pilas por mes. Con los años se consiguió que la CIC financiara la planta experimental con capacidad para recuperar 100 kilos mensuales, pero que además persigue entre sus objetivos entrenar profesionales en el proceso de reciclado. En relación a la existencia de pilas que contaminan más que otras, el científico asegura que todas las que son de marcas conocidas ajustaron su proceso de fabricación para que sus residuos afecten menos el medio ambiente. “Nosotros también damos un servicio en el que contemplamos que todos los procesos sean limpios de acuerdo a normas químicas sustentables”, afirma. Bajo esa consigna, en la planta se produce el ácido sulfúrico que “ataca” las pilas. Para obtenerlo asumieron el desafío de producirlo sin generar contaminación y recurren a la Destilería de donde sacan la materia prima. “El combustible contiene ácido sulfúrico y al separarlo es convertido en azufre que es desechado y a nosotros nos sirve para transformarlo en una sustancia que nos permite atacar las pilas”, apunta el científico. Durante el proceso de reciclado se extraen las partes sólidas de las pilas, concretamente el manganeso y el zinc - ver aparte -. La solución final que queda es una mezcla de sulfato, sodio, potasio, cloruros que al ser naturales pueden volver al medio ambiente sin ocasionarle mayor impacto. “Nada de lo que tiramos es contaminante”, dice Thomas. leer nota completa...
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